sábado, 16 de marzo de 2013


ARBOLES Y SOMBRAS

PINTURAS DE MARYERLIN DUARTE


“¿Qué habrá soñado el Tiempo hasta ahora, que es, como todos los ahoras, el ápice? (…) Ha soñado la mano de Hokusai, trazando una línea que será muy pronto una ola.”  Dice un poema de J.L. Borges. Como en la obra de Hokusai, donde nada sobra, donde la austeridad es parte fundamental de la belleza y el encanto estético no tropieza con distracciones, así las pinturas de Maryerlin Duarte exhalan esa frescura del arte oriental que el observador puede respirar con serenidad. Como los breves Haiku, inspirados en la contemplación extasiada de la naturaleza, las pinturas de ésta joven artista parecen surgir de la síntesis de colores y pinceladas que promueven al espectador a redescubrir la capacidad poética inmersa en el acto de pintar. Inseparable de la experiencia de vivir, el acto creativo (cuando es honesto) refleja el espíritu del hacedor y podemos decir con propiedad que en la obra de Maryerlin Duarte, nos asomamos al reflejo de un espejo de aguas tranquilas, fruto del reencuentro con valores superiores inmersos en la sencillez de la vida que se integra al fluir del cosmos del que formamos parte.
Con el permiso de Borges podemos afirmar que el tiempo también ha soñado la Chispa que nos habita y nos mueve a crear; ha soñado la suma de causas y efectos que permitieron que un día, Mayerlin Duarte, empezara a pintar.

Mariano Esquivel
Bogotá, Octubre de 2012

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