ARBOLES Y SOMBRAS
PINTURAS DE MARYERLIN
DUARTE
“¿Qué habrá soñado el Tiempo
hasta ahora, que es, como todos los ahoras, el ápice? (…) Ha soñado la mano de
Hokusai, trazando una línea que será muy pronto una ola.” Dice un poema de J.L. Borges. Como en la obra
de Hokusai, donde nada sobra, donde la austeridad es parte fundamental de la
belleza y el encanto estético no tropieza con distracciones, así las pinturas
de Maryerlin Duarte exhalan esa frescura del arte oriental que el observador puede
respirar con serenidad. Como los breves Haiku, inspirados en la contemplación
extasiada de la naturaleza, las pinturas de ésta joven artista parecen surgir de
la síntesis de colores y pinceladas que promueven al espectador a redescubrir
la capacidad poética inmersa en el acto de pintar. Inseparable de la
experiencia de vivir, el acto creativo (cuando es honesto) refleja el espíritu
del hacedor y podemos decir con propiedad que en la obra de Maryerlin Duarte,
nos asomamos al reflejo de un espejo de aguas tranquilas, fruto del reencuentro
con valores superiores inmersos en la sencillez de la vida que se integra al
fluir del cosmos del que formamos parte.
Con el
permiso de Borges podemos afirmar que el tiempo también ha soñado la Chispa que
nos habita y nos mueve a crear; ha soñado la suma de causas y efectos que permitieron
que un día, Mayerlin Duarte, empezara a pintar.
Mariano Esquivel
Bogotá, Octubre de 2012
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