Mariano
Esquivel y Ricardo Laverde nacieron en Colombia, en 1965 y 1963
respectivamente, ambos están establecidos en Caracas donde han hecho estudios
formales de arte. Coinciden en la sala de exposiciones unidos en el sueño, la
voz y las imágenes del poeta Jorge Luis Borges. “Alguien sueña” es una
instalación multimedia en la que tenemos un oratorio ante una enorme figura
crucificada, el recital de Borges y la infinita sucesión de imágenes que
desencadena.
El
espacio es breve; la luz muy baja y el recogimiento, absoluto. La instalación
invita al acto de orar por un destino humano extraviado. El poema de Borges
invade todos los sentidos y paralelo a su recital, un enorme repertorio de
imágenes, de una época y otra, de la historia y del arte, de todo lo que
concierne al hombre, de un ir y venir de tiempos y pasiones; Marilysn,
paisajes, enfrentamientos bélicos y el mismo Borges, ocurre sin fin. No conozco
ese poema de Borges pero he recordado otro texto suyo: ”Mirar el río hecho de
tiempo y agua/ Y recordar que el tiempo es otro río,/ Saber que nos perdemos
como el río/ Y que los rostros pasan como el agua”. Así es la sucesión de
imágenes de esta instalación: una tras otra, conocida o no, memorable o no,
pero insistentes, válidas en sí y en el suceder de sí.
La
obra de Borges está llena de metáforas. La creación plástica y visual también.
La piedad, el herido, el reclinatorio, la posibilidad de resurrección, las mil
imágenes-metáforas, refieren la aliteración de la historia, de los tiempos, de
la cultura, de las formas visuales. Las imágenes aparecen y desaparecen y
vuelven a aparecer, para decirnos, como esa voz que nos toca desde el aire, que
la gran presencia del hombre también es inmaterial, y por tanto firme en lo
etéreo.
Ese
espacio de lo impalpable, de los oscuro eterno, de la rendija de luz profunda,
se halla en las esculturas-instalación de Ricardo Laverde, con sus volúmenes en
resina- Miguel Ángel o restos de algún tránsito- y un comprimido de tierra, un
fragmento de papel, una suave luz eléctrica
y de color suspendidos aquí y allá, vivos. Las burbujas y el infimito
movimiento de los peces así lo indica. Lo alto y lo profundo se trastocan en
arcaico y contemporáneo. ¿Qué es la obra
hoy? Un suma de posibilidades, de recursos, donde peceras –por tanto agua y
peces- son los soportes de una escultura, de una exploración por la historia,
sus instrumentos –una quilla- o una
palabra, Eart, que parece mutarse en artearteartearteartearteart.
Juan Carlos
Palenzuela.
Revista Fundación
Banco Industrial de Venezuela
Número 2, Año 1
– Segundo trimestre 2001