sábado, 19 de enero de 2013



RESCATE


Estás a mi lado, estoy asomándome a tus ojos. Descubriendo que la cercanía de esos labios repiten la imagen de un sueño. Me entristecía la duda de que fuesen los sueños del iluso, condenado a no hallarlos jamás. Y ahora están ahí, unidos al sonido de tú respiración. Hay un momento de miedo, el temor despiadado de que esa magia sea irreal. Quiero seguir mirándote, pero no puedo, los ojos se cierran como si cayeran reverentes en presencia de los tuyos. Sobreviene un instante de vértigo, hasta que encuentro tus labios que suspenden esa dulce caída. El universo queda concentrado en ese momento repentinamente dilatado… como tocar una gota de agua y hallarse súbitamente sumergido en el mar. Ese suave contacto me anula por completo y sólo existo para sentir tus labios. Es un dialogo secreto, un compás que sólo ellos comprenden, esa inasible comunión de todos los sentidos que danzan entrelazados con dedos invisibles regidos por los labios, labios ávidos de ese tibio aliento que quiero beber todo. Quiero ser parte de tu boca y quedarme allí para siempre, en ese paraíso cristalizado de juegos, que puerilmente exploran ese milagroso espacio ciego. Todo mi ser quiere volverse uno contigo porque ha encontrado la puerta que comunica con tu alma. Mis labios saben lo que sienten cuando encuentran los tuyos, pero no pueden pronunciarlo.


Mariano Esquivel, Caracas 2006

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