ECO DE MORFEO
A mi corazón lo sostienen las
columnas del sueño...
Humberto Diaz-Casanueva
Cómo podré traducir la voz del sueño
Que la mañana o el medio día me imponen
(secreto y jeroglífico)
Con el hambre despierta de tu imagen
Con el ansia impotente de mis palabras...
El lobo que me acompaña
Me descifra con aullidos que proyecta
Al disco que en noches plateadas
(como ésta)
Aviva el nombre del ser que me habita
Restituyo a mis insomnios
Las letras renovadas de los amigos
El pétalo oscuro que sacudió con un verso
Mi sopor trastocado en revelación:
“¿Qué
importa que seas sabía?
¡Sé
triste y bella! Las lágrimas
Ponen
encanto en el rostro”
En un fondo de lienzo
Tramado de gestos y colores
Humedad en los ojos del que aúlla
O una reverencia
O un cáliz
rojo enmarcando
La actitud impetuosa del loco
Que vislumbra con una mirada oblicua
El nuevo lenguaje que hará posible
Un idioma para los indolentes
Para el ocio de los noctámbulos
Y el cristal de su cúpula celeste
Mariano Esquivel, Caracas 1995
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