domingo, 30 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
SBOZZO
A MARILYN
Dame la ingenuidad, mar, que de pronto
sinceramente tienes
Rafael Alberti.
Su primer poema fue un círculo
De cuantas maneras es posible escribirlo
Buscó ansioso las palabras que no se articularon jamás
(¿Quién encuentra las palabras
el eco preciso?)
Pero halló el sonido del viento juntar letras torpes
Arabescos huidizos escapar y remontar sin temor el tiempo
Vio el azul del mar no reñir con el azul del cielo
Rozó el blanco papel de líneas temerosas
Y el agua murmuro tranquilidad
y contra las piedras pesadilla
Vio quizás lo sublime
tomar la forma de un pensamiento
fugaz y sublime
Forzó el deseo de la intangible forma
Sintió los arbustos acariciar el aire
Dudo mucho
pero entendió las estrellas trazar silencio
Trazar el esquema de las cosas que perduran más allá de la muerte
y nos ignoran
y son para el olvido
Y las campanas astros terrestres
Y el vientre palpitar seres celestes
...abandonó por fin la página
(luego extraviada)
Y prefirió alejarse como el pasado que no sabe de sí
ni conoce la nostalgia de haber sido presente
o prematuro futuro
Simplemente se fue
para ser
(sin saberlo)
sabio como un niño
y ya
Mariano Esquivel, Caracas 1995
jueves, 27 de diciembre de 2012
SEMANA VEINTE
Ahora
Dejo en equilibrio
El jacinto y la piedra
Entrego al desorden de mis horas
Las riendas de mis nervios
La actitud de mis deseos
Los dioses de mis ocasos
Los amores que perdí
Y sólo recupero a medias
Los fantasmas de la memoria
Que me visitan vívidos
En noches de espanto
Los ojos que remueven a ciegas
Imágenes oscuras
Recicladas en el vacío
Apoyadas en el tiempo
Entre vistas como tallos de luz
Como hojas de sombra
Como el sonido que se libera con fuerza
Y siempre llega tarde
Mariano Esquivel, Caracas 1994
domingo, 23 de diciembre de 2012
HEURTEBISE
El circulo de tres peces
que danza desde el reflejo
(y son seis)
Las páginas devueltas por el tiempo
y el ansiado nombre
El peso del conocimiento como una tumba y una lápida
(cuatro metros más arriba)
Los pasos del día y de la noche
en su transcurrir paralelo
Mi nicho profundo rodando con la tierra y con el tiempo
El haz de luz crepitando en la oscuridad
para unos ojos de agua
Ella
que solloza y tiembla
apretada contra un cuerpo
Con un resplandor propio que se cuela por el pecho
Y eclipsa los sonidos
Y el ritmo de los peces
danzando ahora
en un corazón
que navega tempestuoso
Mariano Esquivel, Caracas 1997
sábado, 22 de diciembre de 2012
LA CASA
Soy una devoción
Una reverencia
La llama temerosa
Cada cirio encendido
Vertiendo lágrimas al cielo
La suma de los fuegos parpadeando
Con ojos brillantes
Soy una letanía de cansada promesa
Un murmullo de rodillas
Besando el mármol postrado
Soy un rito desarticulado
Una oración elevada (develada
cuántas veces repetida)
Soy mi altar
Soy mi fiel
El penitente
Soy el sacrificio
La cabeza reclinada
La mano de Abraham
El cuchillo temblando
Y la piedra agrietada
Soy llanto brotando y otro ya seco
Vapor de aceite
De incienso
Humo exhalado
Soy la ceniza borrada
Flotando en el aire
Mariano Esquivel, Caracas 1992
viernes, 21 de diciembre de 2012
PIEDRA DE CARAMELO
A Vanessa
Veo las horas pasar de puntillas
sigilosamente
Veo una azul
y otra color azabache
Veo sombras danzando
indiferentes a la luz
y a sus dueños
Veo al que escribe imaginarse
cazando minutos
con un matamoscas
Lo veo jugar con el humo
robado a una sombra
Lo veo impaciente dudar sobre el texto
“¿minutos o palabras?”
Repetir los gestos de cada hora
sesenta veces
sin que lo noten
Veo también a la angustia asomarse
a un espejo roto
Al cansancio
reclinarse en mi espalda
Veo que todo está materializado (representado)
en un techo de estrellas
De piedras
hermosas piedras pidiendo a gritos
ser acunadas en la boca
Y
ya que me enseñaron
las complazco
En particular
las que quiero mucho
Una negra parecida a un caballo
escapado de un tablero de ajedrez
Y una naranja traslúcida
húmeda
como un caramelo
Mariano Esquivel
Caracas, 1993
jueves, 20 de diciembre de 2012
FUGA
Como decirlo...
Está en ese libro salvando el crepúsculo
En tu cabello regado por el piso
Y las manos incapaces de tomarlo
En tu aliento vagando por el aire
Volando en un trozo de tela
En las cosas que digo
Con tanto miedo
Terrible alivio de no cambiar nada
(pero queriendo cambiarlo todo)
En los ojos confinados de la pena
En los ojos confinados del delirio
En el agua escapando de las manos
Esa humedad que dura tan poco
Sueño vigilante que danza etéreo en la penumbra de mis noches
Y huye en la vigilia sin ser mío:
Mariposa de sangre
Sueño de Chuang Tzu
Sombra de tus pies posada en mi tela
Encuentro cegado en los pasadizos de la memoria
(calma de soledades oscuras)
Inquietas fotografías
Nostalgia hostiguidora de un día lejano
(que ya es hoy)
Viejo intento de perturbar las estaciones
Y esconder los afectos en el mundo
Triple estrella que nadie retiene en ese cielo de luto
Y la sed perpetua de consumarlo todo porque no eres mía
Y nada puede poseerse
Ni acaso las pocas palabras que pido prestadas
(apasionado y devoto plagio)
Como no sea la nobleza
Que esgrime el guerrero...
Mariano Esquivel
Caracas, 1994
LA ESFINGE
Estás ante la Esfinge
El tesoro que has buscado
El tesoro que anhelas
Está más allá de Tebas
Más allá de la corona
Que conquistaría el caminante
La pregunta ha sido formulada
Es preciso responder el enigma
Que Edipo no descifraría
El misterio no interroga
Sobre animales que suman
O restan sus pies
El acertijo indaga
Sobre el alma en su cárcel
Sobre el corazón en llamas
La zozobra del pecho
El sueño extraviado
Y la vigilia sin aliento
Tembloroso invocarás a la memoria
Temeroso llamarás a la razón
Vacilante pensarás en la intuición
En el azar
En el destino
Pero inútilmente
Entre el hombre y el abismo
Está la Esfinge que sonríe
El monstruo multiforme
Que devora al ignorante
Mariano Esquivel
Caracas, 2005
miércoles, 19 de diciembre de 2012
EL VIAJERO
A Maythé.
Siempre apagaba el camino transformado en neblina
Siempre inclinaba la cabeza y seguramente cerraba los ojos
Diminutos estallidos salpicaban el pentagrama de los párpados
(allí donde el universo se abre)
Allí encontró un manuscrito
Una música secreta
El rostro amado y el sabor de una palabra
Caminando
Llevando los pasos hacia dentro
A los umbrales de la bóveda del pecho
(virtualmente ciego como ciego es el amor)
Halló también el posible color de la oculta belleza
Una lágrima derramada por un pétalo
De la rosa llorando cada mañana
La tempestad de un ojo y el arco iris de otro
Halló el abismo sospechado en el vacío
Halló recuerdos incansables
Halló el sueño
Mariano Esquivel
Caracas, 1996
CHUANG TZU
Un milagro desnudo como un beso
fatiga patios y jardines
divide valores y éxtasis sombríos
En el fondo del café cuenta su historia
Aparece glacial e incandescente
(tenazmente impuesto)
El satélite que la oscuridad recorta circular
en el crepúsculo que retorna
Ante una multitud de estrellas
se deshace en el cielo
la mariposa de sangre que resiste al huracán
Esparcido emisario
Esparcido mensaje
Volaba a tu regazo
y aborrecía viajar sin destino
Mariano Esquivel
Caracas, 2002
martes, 18 de diciembre de 2012
EL VAMPIRO
La imaginación es la voz de los atrevidos.
Henry Miller.
La muerte
Esperanza pasajera
Ambigua
En este momento podría convocar los vientos
Me obedecerían
Y someterlos al influjo del dolor
Los afirmaría en fuerzas paralelas
(opuestas)
Como el amor
Los aprisionaría en un puño cerrado
Como lágrimas
Como gemas
Como piel hambrienta de piel
Un todo bifurcado y elíptico
Iracundo
Lleno de sí
Formado en mi recinto sagrado
Calidoscopio del ser
Me veo y digo:
Qué pequeño es el mundo
¡Ya no me contiene!
Mariano Esquivel
Caracas, 1993
EL ORÁCULO
El hombre se veía amenazado, en su cuerpo,
en su razón, y quizá lo estaba realmente,
a pesar de su inocencia.
Samuel Becket.
El índice caía tembloroso sobre las líneas sagradas
Las cifras estaban articuladas
Y las palabras se esfumaban en el aire como vapores hirvientes
Las hojas se gestaban en códigos cambiantes
Y el jugador las llamó oráculo
Virgilio trazaba las letras sumergidas
(confundidas)
En el crisol de las formas se levantaban de su vórtice
Y en equilibrio usurpaban la noche
El dedo señalaba un tramado de gestos impresos
De la página que guardaba los versos precedidos de su número
El dios dijo:
“Quitad de ahí las obras comenzadas...
tenéis que forjar las armas
para un valeroso guerrero”
Obediente con el dios forjé símbolos como el acero
Palabras afiladas
Pulidas metáforas
Códigos cincelados que labran enigmas
Surcos para ser teñidos en tinta y sangre
Laberintos jeroglíficos
(sólo para el corazón)
Lenguajes desconocidos
Cavernas profundas...
Un objeto único en todo caso
Un ser que batalla desde las entrañas del tiempo
Un arma que es el guerrero mismo
Un índice que juega con el azar
Y es su propio enemigo
Mariano Esquivel
Caracas, 2001
lunes, 17 de diciembre de 2012
EL CIEGO
Y un espejo cae sobre ella como un imperio helado de ojos
Hasta temblar.
Humberto Dias Casanueva.
¿Eres tú
ahogo del corazón?
Viento que agitas las entrañas y las constelaciones
Temblor de los dioses
Esfera del cielo y de la noche que lo profana todo
Trastorno de la razón y de la historia
¿eres tú?
Ser de fuego aparecido en la incineración de mi alma
Fragor de mis sentidos
mis incertidumbres y mis contradicciones
Qué has hecho luna
con todo lo que te he contado
Con el ser que hacia ti levantaba la cabeza
y poblaba la oscuridad de voces
babas y dientes
y contaba tus fases y sus consecuencias...
Ya sólo quedan los restos de la contienda
los ojos del tacto
el aroma del cromo y de la sangre
esparcidos
como uno solo
Una piel erizada en jirones
al cielo
Mariano Esquivel
Caracas, 1996
ICARO
No quiero saber dónde estás,
háblame desde todas partes.
Rilke.
La llama titila indecisa en su tiempo
Camino del sol
Camino del vértigo buscó el calor de la llama
Contempló la sombra recorriendo la tierra y la cera derretida
Viajando lejos
A las alturas del pecho
Donde el fuego no es luz
Ni oscuridad
Donde los colores no se repiten
Ni se suceden los recuerdos
Donde no es abismo ni caída
(sólo perpetuo ahora)
Allí
Incrustada en el pecho
Te siento cuando respiro
Mariano Esquivel
Caracas, 1997
sábado, 15 de diciembre de 2012
CICLO
El viento tira hacia el sur, y rodea al norte;
va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo.
Ec. 1:6
Llueve
y la mirada se desnuda y se pierde feliz en la cortina de agua
El tiempo se posa entre las columnas
para poner las torres por techo
y las rodillas por almohada
Al costado se confunden las páginas de mil libros
que por un momento
nadie habrá de leer
La mirada retorna a su esencia
tiene la claridad que se funde con la penumbra del ocaso
sacudida por la luz y el fragor del trueno
Trae consigo la revelación que no encuentra espacio en las palabras
Y no es aquí más
que su pobre enumeración:
Todo me ha sido concedido
Hoy me has regalado la lluvia como una luz prodigiosa
mágica o milagrosa como todas las de mi vida
Me has dado años como fulgores
que crepitan incandescentes
en los rincones del alma
Una existencia colmada de vidas ajenas
que sintió y (siente)
ser hombres animales y cosas
Conozco el viaje de una gota de agua que en medio de la tempestad
encuentra su destino
El hechizo de un instante
ebullición de sangre
En las venas
el calor de una lágrima
Rojo magma brotando
de los momentos pasados que vuelven
sin que nadie los llame
Me has dado los seres que “son pocos; pero son...”
Líneas y colores para modelar mi geografía
Constelaciones que nacen o mueren
Ritos para hacer el exorcismo de cada día
Una sombra independiente que me acompaña a todas partes
y riega mi imagen por los caminos
Un carrito de legos que asciende poemas
y es mi perpetuo aniversario
Me has dado la voz y el silencio
La música y los libros
(altar maravilloso)
La soledad y el amor a la soledad
La oscuridad
parecida a un vestido de gala
El fuego surgiendo de las manos y la sal incorruptible
He puesto los pies en le punto donde se cruzan todos los caminos
donde comienzan todos los laberintos
Me has dado la potestad de elegir
y la vida como un acertijo
La paciencia
a veces pasajera
Objetos que fueron míos
llevan mi sangre y un destino propio
He tenido el rencor
la cobardía y el miedo
vilezas que van y vienen como el sol cada mañana
He tenido la desdicha y la felicidad
el sueño y la pesadilla
La ignorancia y el desacierto
He sentido el vacío
el vértigo de la caída
y la alegría indecible del vuelo
El calor de la carne que abraza el puñal
y la corrupción del cuerpo que lo recibe
La transmutación en estrella fugaz
cuando dibuja su luz en el cielo
La maquinaria del reloj y cada grano de arena
El tiempo que se adelanta o se atrasa
en múltiples latidos
hasta cesar
He tenido el ímpetu y el cansancio
La fe vigilante del grano de mostaza
sembrado en la montaña
que se planta en el mar
La esperanza ciega y desbocada
proyectada a todos los puntos del universo
Ya he vivido todo eso
en una secreta sabiduría
como un hondo dolor cuando marcha parejo con la duda
Me has dado también la plenitud
el amor y la posibilidad del amor
La memoria para siempre anclada en el corazón
El recuerdo de una canción de cuna
y el arrullo de la voz que me hizo niño de nuevo
Me has dado la hora que cierra este círculo
para abrirse en otro nuevo
repitiéndose perenne
al infinito
Mariano Esquivel
Caracas, 1996
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