SEMANA VEINTE
Ahora
Dejo en equilibrio
El jacinto y la piedra
Entrego al desorden de mis horas
Las riendas de mis nervios
La actitud de mis deseos
Los dioses de mis ocasos
Los amores que perdí
Y sólo recupero a medias
Los fantasmas de la memoria
Que me visitan vívidos
En noches de espanto
Los ojos que remueven a ciegas
Imágenes oscuras
Recicladas en el vacío
Apoyadas en el tiempo
Entre vistas como tallos de luz
Como hojas de sombra
Como el sonido que se libera con fuerza
Y siempre llega tarde
Mariano Esquivel, Caracas 1994
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