LA CASA
Soy una devoción
Una reverencia
La llama temerosa
Cada cirio encendido
Vertiendo lágrimas al cielo
La suma de los fuegos parpadeando
Con ojos brillantes
Soy una letanía de cansada promesa
Un murmullo de rodillas
Besando el mármol postrado
Soy un rito desarticulado
Una oración elevada (develada
cuántas veces repetida)
Soy mi altar
Soy mi fiel
El penitente
Soy el sacrificio
La cabeza reclinada
La mano de Abraham
El cuchillo temblando
Y la piedra agrietada
Soy llanto brotando y otro ya seco
Vapor de aceite
De incienso
Humo exhalado
Soy la ceniza borrada
Flotando en el aire
Mariano Esquivel, Caracas 1992
No hay comentarios:
Publicar un comentario