EL VIAJERO
A Maythé.
Siempre apagaba el camino transformado en neblina
Siempre inclinaba la cabeza y seguramente cerraba los ojos
Diminutos estallidos salpicaban el pentagrama de los párpados
(allí donde el universo se abre)
Allí encontró un manuscrito
Una música secreta
El rostro amado y el sabor de una palabra
Caminando
Llevando los pasos hacia dentro
A los umbrales de la bóveda del pecho
(virtualmente ciego como ciego es el amor)
Halló también el posible color de la oculta belleza
Una lágrima derramada por un pétalo
De la rosa llorando cada mañana
La tempestad de un ojo y el arco iris de otro
Halló el abismo sospechado en el vacío
Halló recuerdos incansables
Halló el sueño
Mariano Esquivel
Caracas, 1996
No hay comentarios:
Publicar un comentario