PRESENTACIÓN A LA EXPOSICIÓN
VUELTA
Imaginar que la totalidad de la obra humana esté significada o contenida en el concepto que designa la palabra singular hombre, es asumir (como ya lo dijeron los antiguos, como ya lo dijo Whitman y Borges) que todos los hombres son uno y así mismo, que cada hombre, fatalmente, inexorablemente, es todos y cada uno de los seres humanos. De nada nuevo adolece tal idea. Supone sí, múltiples posibilidades: supone la extrapolación del individuo al infinito, supone la certeza de la eternidad, de la inmortalidad individual fundada en el género, en la especie. Si pensamos en la capacidad creativa, en esa cosa considerada inherente a lo humano, esa virtud o imposición de ser todos, transformaría radicalmente el hecho creativo cuestionando su noción, modificando lo que llamamos originalidad. Nuestras son las realizaciones del pasado y del futuro, pero ajenas las del presente, que ejecutamos en sus pormenores para que sean y sigan siendo el todo, lo colectivo, el hombre.
Mariano Esquivel, Mayo de 2003
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