viernes, 25 de enero de 2013


MAQUINARIA DEL DELIRIO


Pues es sabido que tu demonio abre mil ojos:
No duerme nunca.

Enrique Molina.




Un fantasma galopa el techo del letargo


Girando

Con hélices que vuelan detrás del sueño

En órbitas que caen rodando lentamente vengativas

Igual a relojes remontando las agujas clavadas en su número

Música de mariposa transparente escapando posada sobre mi frente

Sobre mis hombros

Sobre ti

Imagen curvada en la humedad de una gota

En el ojo de un pez forjado de humo petrificado

De futuro cifrado de atisbos enigmáticos

Acompañado de recuerdos otra vez más lentos

(escurridizo viento)

Más voraces que palabras acosadas de injertada memoria

(lividez de la huidiza vigilia)

En los garabatos que trepan el papel

Y penden del hilo que los traza

Azules y negros

Míticos

Llamando las palabras

Convocando entonces todas las palabras

(poema perfecto que gasto de no escribirlo nunca):

Temblor de zapatos y sombra de pianos con ríos y eras de mesas sin glóbulos

con vértigo en Vesubio de tactos y vórtices de pechos amarillos los juicios

breves aljibes plano mas vértebra sin átomos cansados telares de estirpe de

témpano con crines de flancos y trapos y piedras y pétalos mas dirección mas

híbrido y hora y oración y col y tú

Tú siempre

Impasible fantasma en todas ellas


Congoja


Súbito sagrado fantasma

Exordio

Exorcismo de palabras huyendo




Mariano Esquivel, Caracas 1997

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