Puede decirse con propiedad que todo
caraqueño es hijo del Ávila. La montaña que acompaña con su presencia el
caminar de quienes habitamos esta ciudad, es un ícono nacional homenajeado por
músicos, poetas y pintores. Más allá de su importancia histórica y ecológica,
el Ávila es también un símbolo espiritual (así como estético), que simboliza
constancia, cobijo, protección, monumentalidad, esperanza, etc. La obra Seis Ventanas para el Ávila es un
tributo más a esa significación estética y espiritual por parte de su autor.
A lo largo del Siglo XX se levantaron
lenta e inexorablemente los altos edificios que comenzaron a obstaculizar la
visual que otrora tuviéramos de esta querida montaña casi desde cualquier
ubicación de la ciudad, y ahora, la vemos sólo parcialmente o desde los
sectores más elevados de la misma. Poco a poco el concreto se interpuso entre
el Ávila y los habitantes del valle de Caracas, generando la necesidad de
continuar contemplándolo a través de pinturas y fotografías. Seis Ventanas para el Ávila simbolizan
conceptualmente una forma de acercamiento a la montaña, abriendo seis ventanas
virtuales a través de las paredes que la ocultan; son seis ventanas para
asomarnos a la belleza y toda la significación positiva del Ávila.
La obra fue concebida y ejecutada por
ordenador y plasmada en lienzo con la técnica del Giclée. Lo cual es indicativo
de que los recursos tecnológicos empleados por los artistas para crear imágenes
han evolucionado desde las pinturas con cenizas y pigmentos vegetales de las
cuevas de Altamira, pasando por el temple, las acuarelas, el óleo, el grabado,
el collage, el acrílico, la serigrafía, la fotografía, la holografía y ahora el
giclée. Muchas de estas técnicas han sido empleadas para representar el Ávila,
las técnicas cambian con el tiempo y se renuevan, pero la montaña y la
necesidad del artista y del contemplador permanecen inalterables.
Mariano Esquivel, Caracas. 2008
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